Manteniendo a Dios cerca de nuestro corazón
Los corazones de estos están siempre cerca de Dios, y Dios está siempre cerca de sus corazones.
“Prendarse” de alguien o “embelesarse” con alguien, son las expresiones más comunes para explicar la relación entre dos personas, usualmente situadas en niveles distintos, en la que una de ellas, la más poderosa, le ofrece su protección a la otra, más débil en principio.
Esta última, al darse cuenta de ello y por reciprocidad, busca la forma de acercarse al corazón de la primera.
Esto es lo que ocurre entre Dios y aquellos que le sirven con esmero. Sus corazones están siempre cerca de Dios, y Dios está siempre cerca de sus corazones. Esto mismo es lo que debe suceder cada vez que el cristiano ora.
Así, acerquémonos a Dios cuando oremos. Esas mismas buenas relaciones, sinceras, que buscamos tener con todos los demás, debemos tenerlas también con Dios.
(Traducido de: Sfântul Ioan din Kronstadt, Viaţa mea în Hristos, Editura Sophia, Bucureşti, 2005, p. 50)