Lo que se adquiere con esfuerzo es también provechoso. Quien sea preguntado no debe hablar mucho, sino responder solo a quien pregunta, para que el bien se realice por libre voluntad.

Si ves el error de tu prójimo y deseas corregirlo, y si ese error perturba tu paz interior y te inquieta, entonces tú también errarás; por tanto, no corregirás un error con otro error: el error se corrige con mansedumbre.

Si las cosas necesarias son imperfectas, eso significa que también son útiles; pues a través del mal se pone a prueba el bien. La conciencia del hombre es semejante a un despertador. Si el reloj suena y te levantas de inmediato, sabiendo que debes ir a cumplir tus labores de obediencia, entonces significa que siempre lo oirás. Pero si durante varios días no te levantas enseguida, diciéndote: “¡Me quedaré tendido un poco más!”, al final no lograrás despertarte cuando suene.

(Traducido de: Patericul de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2012, p. 348)