Me siento anegado por los malos pensamientos...
“¿Qué puedo hacer, padre, porque mi mente se ve azotada por toda clase de malos pensamientos?”.
En el Paterikon se nos cuenta que un hermano fue a visitar al abbá Pimeno, y le dijo: “¿Qué puedo hacer, padre, porque mi mente se ve azotada por toda clase de malos pensamientos?”.
Y el abbá Pimeno le respondió::
—¡Ven conmigo e intenta detener el viento! ¡Extiende tus brazos y tu pecho y detén el viento!
Y el monje respondió:
—¡No es posible detener el viento! ¡Nadie puede hacer algo así!
Y el padre continuó:
—Bien. Tal como es imposible detener el viento... ¡tampoco es posible detener los malos pensamientos! ¡Pero lo que sí puedes hacer es apartar cada mal pensamiento con uno bueno!
Luego, la perseverancia en los buenos pensamientos es lo que nos lleva a alejar los pensamientos perniciosos.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Pârâian, Cuvinte către tineri, Editura Omniscop, Craiova, 1998, p. 17)
