Palabras de espiritualidad

¿Mi alma está llena o vacía de Cristo?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cuando el hombre está “vacío” de Cristo, vienen mil y una cosas a ocupar ese lugar: el odio, el aburrimiento, la melancolía, la animadversión, los pensamientos mundanos, las alegrías terrenales.

Cuando el hombre está “vacío” de Cristo, vienen mil y una cosas a ocupar ese lugar: el odio, el aburrimiento, la melancolía, la animadversión, los pensamientos mundanos, las alegrías terrenales. Esforcémonos en llenar nuestra alma de Cristo, para que no se quede vacía. Nuestra alma se parece a un recipiente lleno de agua. Si utilizamos esa agua para rociar las flores, es decir, las virtudes, por el camino del bien, viviremos la verdadera alegría, y las espinas del mal se marchitarán. Sin embargo, si lo que hacemos es rociar las espinas, estas crecerán cada vez más, hasta sofocarnos y hacer que las flores se marchiten.

(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003,  pp. 295-296)