Palabras de espiritualidad

“Nada soy, nada puedo, nada tengo”

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Un anciano oraba, pidiéndole al Buen Dios que le mostrara qué debía hacer para poder salvarse...

Definitivamente, la humildad es la cima de todas las virtudes. Si tienes buenas obras, pero no tienes humildad, es como si te cayeras de un carro en movimiento: estás en serios problemas. Algunos no tienen buenas obras, pero son humildes, contritos y penitentes. A estos Dios los salva más fácilmente que a esos otros que tienen buenas obras y se jactan de ellas.

Un anciano oraba, pidiéndole al Buen Dios que le mostrara qué debía hacer para poder salvarse. Entonces, un ángel de Dios se le apareció, y le dijo: “Te salvarás si mantienes en tu pensamiento las siguientes palabras: nada soy, nada puedo, nada tengo”. Esas palabras se resumen en una sola: humildad. El que se humilla, huye de las agitaciones... En la vida en comunidad, es difícil evitar perturbarte. Por eso, mantén la boca cerrada y ora silenciosamente: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí”. Y, cuando hables, responde sólo lo estrictamente necesario, lo indispensable. Esto lo aprendí en el monasterio: cómo obedecer.

(Traducido de: Părintele Proclu Nicău, Lupta pentru smerenie şi pocăinţă, Editura Agaton, pp. 44)