Nadie entra a la fuerza en el Reino de Dios
No tienes permitido decir: “No hay salvación posible para mí, en vano elevo mis oraciones”. ¡No! Lo que tienes que decir es: “¿De dónde vienen semejantes pensamientos? ¡No! Con la ayuda de la Madrecita de Dios, me salvaré”.
¿Qué es eso de “desesperación” y “desesperanza”? ¡Esas cosas no son sino un gran pecado! No tienes permitido decir: “No hay salvación posible para mí, en vano elevo mis oraciones”. ¡No! Lo que tienes que decir es: “¿De dónde vienen semejantes pensamientos? ¡No! Con la ayuda de la Madrecita de Dios, me salvaré”.
La puerta del Cielo está abierta, padrecito. Solo hay que querer entrar allí, porque Dios no obliga a nadie. Puede que a alguno sí que le tire de las orejas, enviándole alguna enfermedad, alguna tribulación… pero “Dios ama al que da con agrado”.
(Traducido de: Părintele Paisie Olaru, Părintele Paisie de la Sihla, Editura Bizantină, București, 1999, p. 77)