Palabras de espiritualidad

Ningún bien se hace sin la ayuda de Dios y ningún mal sin Su aquiescencia

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Dios, desde luego, no es la fuente del mal, sino del bien. Sin embargo, permite que obremos mal, precisamente porque respeta nuestra libertad.

Ningún bien se hace sin la ayuda de Dios y ningún mal sin Su aquiescencia. Él creó todo y todo lo administra. Dios, desde luego, no es la fuente del mal, sino del bien. Sin embargo, permite que obremos mal, precisamente porque respeta nuestra libertad. Algunas veces, de acuerdo a Su sapientísimo juicio, impide la comisión del mal, otras veces ayuda a la realización del bien y otras tantas impide este bien, para que en sendas situaciones, en el bien y en el mal, sea probado el libre albedrío del hombre y se haga evidente la fuerza de la Santísima Trinidad. De esta manera, el hombre percibe su impotencia y acude a Dios, pidiéndole auxilio. Asimismo, con esto se protege de la vanidad y se hace humilde.

(Traducido de: Sfântul Dimitrie de Rostov, Abecedar duhovnicesc, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2006, p. 43)