Palabras de espiritualidad

Ningún santo podría amar tanto a Dios, como ama Él al peor de los pecadores

    • Foto: Alex Atudori

      Foto: Alex Atudori

Puede que nosotros nos alejemos de Él, pero Él no tiene cómo alejarse de nosotros.

El padre Arsenie Boca dijo, cierta vez, una verdad tan grande como este mundo... ¡o quizás más grande que el mundo! Estas fueron sus palabras: “El amor que Dios siente por el peor de los pecadores es más grande que el amor del mayor de los santos por Dios. Ningún santo podría amar tanto a Dios, como ama Él al más grande de los pecadores. Y le espera, quiere recibirle, y sale a su encuentro, como lo vemos en la parábola del hijo pródigo. Recordemos que aquel padre corrió a abrazar a su hijo, a besarle, a prodigarle su protección, a ofrecerle el sitio que ocupaba antes de marcharse. ¡Porque aquel hijo nunca se marchó de su corazón! Permaneció en el corazón de su padre, así como nosotros lo hacemos en el corazón de Dios, en el de nuestro Señor Jesucristo, en el de la Madre del Señor, por mucho que nos alejemos y por muchas maldades que cometamos. En el curso de nuestra vida, Dios nunca se aleja de nosotros. Puede que nosotros nos alejemos de Él, pero Él no tiene cómo alejarse de nosotros. Con tal afirmación, el padre Boca nos anima a confiar en la bondad de Dios y en Su amor por nosotros, pecadores, porque como dicen las oraciones de absolución de nuestra santa Iglesia, la misericordia de Dios es tan grande, tan infinita, como infinita es Su grandeza: “porque así como es grande Tu gloria, también lo es Tu piedad”.

Esas palabras del padre Arsenie Boca nos recuerdan lo que dice el salmista: “Cuanto se alzan los cielos sobre la tierra, tan alto es su amor con los que le temen. Como el oriente está lejos del occidente así aleja de nosotros nuestras culpas. Como la ternura de un padre con sus hijos es la ternura del Señor con los que le temen.” (Salmos 102, 10-13).

(Traducido de: Părintele Arsenie Boca  Mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 184)