Palabras de espiritualidad

No dejes que la casa de Dios se convierta en una cueva de ladrones

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Esto sucederá si dejamos que entren y sacudan las almas de los jóvenes, esos deseos que los someten, que les roban su libertad.

No dejes que la casa de Dios se convierta en una cueva de ladrones, para que no tengas que escuchar las palabras con las que nuestro Señor Jesucristo regañó a los hebreos, “Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”. (Mateo 21,13).

¿Una cueva de ladrones? Esto sucederá si dejamos que entren y sacudan las almas de los jóvenes, esos deseos que los someten, que les roban su libertad, así como toda forma de desenfreno. Semejantes deseos y pensamientos son peores que el más astuto de los malhechores, porque roban la libertad de los jóvenes, haciéndolos esclavos de los vicios irracionales e impulsivos, atacándoles desde todas partes y llenándoles la mente de heridas. Precisamente por esto, debemos supervisarlos diariamente y utilizar la palabra cual látigo, para alejar todas esas pasiones de su alma, para que puedan tomar parte de la vida celestial y cumplir plenamente con su propósito de vida.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, traducere de Ieromonahul Benedict Aghioritul, Editura Agapis, București, 2007, p. 18)



 

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