No hay cabeza sin dolores ni corazón sin tristezas
Aprende a callar, así dejarás de equivocarte y juzgar a los demás
¿Qué podemos hacer? Así es como Dios dispuso las cosas, que esta nuestra vida temporal no pasara sin aflicciones, como se dice: no hay cabeza sin dolores ni corazón sin tristezas. Pero más soprendente aún es que no hay ningún santo, sin importar su grado de santidad y perfección, que no haya sufrido algo en su vida. ¿Cuál es el sentido de esto? Que el hombre no se enaltezca a sí mismo. Y si los santos sufrieron, con más razón debemos hacerlo nosotros. Las enfermedades del cuerpo nos son enviadas por Dios, no siempre como castigo por nuestros pecados, sino también para liberarnos o protegernos de otros padecimientos, espirituales, que son más peligrosos que los del cuerpo. (San Antonio de Óptina)
Aprende a callar, así dejarás de equivocarte y juzgar a los demás. Cuando dejes de quejarte y empieces a servir con mejor disposición a los enfermos, por Dios, te librarás de tu enfermedad, no sólo del cuerpo, sino también del alma. Y si sucediera que tu enfermedad no desaparece, entiende que es para que puedas obtener la corona de la paciencia en la vida eterna, para siempre. (San José de Óptina)
(Traducido de: Ne vorbesc Stareţii de la Optina, Editura Egumeniţa, 2007, p. 12)