Palabras de espiritualidad

No hay pecado que el arrepentimiento no pueda desatar

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Si eres pecador, practica la caridad, alcanza la humildad y la pureza, arrepiéntete y te salvarás. ¿Eres cobrador de impuestos? Puedes convertirte en evangelista. ¿Eres verdugo? Puedes llegar a ser apóstol. ¿Eres ladrón? Puedes estar en el Paraíso con el Señor.

No asistir a la iglesia de Dios, no cumplir con tu regla de oraciones, ser perezoso con la oración y con la lectura de las Escrituras, junto a rechazar todo esfuerzo y sacrificio, con tal de evitar ese fastidio y continuar gozando de los placeres y de otras nimiedades, es algo impío y perverso, porque te arroja a las profundidades de la desesperanza y de la falta de contrición.

Sea que comas o que bebas, que estés sentado o que camines, que estés solo o acompañado, procura pensar siempre en el fuego del infierno y, al hacerlo, hazlo con temor y estremecimiento, con lágrimas y suspiros.

Si eres pecador, practica la caridad, alcanza la humildad y la pureza, arrepiéntete y te salvarás. ¿Eres cobrador de impuestos? Puedes convertirte en evangelista. ¿Eres verdugo? Puedes llegar a ser apóstol. ¿Eres ladrón? Puedes estar en el Paraíso con el Señor. ¿Eres mago? Puedes honrar y presentar ofrenda a tu Señor. Y es que no hay pecado que no pueda desatar el arrepentimiento.

(Traducido de: Sfântul Teofan ZăvorâtulPatericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, p. 152)