No justifiquemos nuestras pasiones, luchemos contra ellas
Dios se apiada y ayuda mucho al alma que, a pesar de sus malas inclinaciones, lucha fervorosamente por alzarse a los cielos con un ala atrofiada, que es esa mala herencia.
Padre, hay alguuos que creen que no reúnen las condiciones necesarias para llevar una correcta vida espiritual, argumentando: “No se le puede pedir a alguien lo que no tiene”
—Si dicen que se sienten recargados por algunas pasiones heredadas y se justifican con esto, es aún más grave.
Pero ¿y si la persona verdaderamente carga con el peso de pasiones heredadas?
—Escucha. Cada persona tiene inclinaciones heredadas, buenas o malas. Sin embargo, debe luchar para librarse de sus propios defectos y cultivar lo bueno que tenga, para convertirse en una imagen verdadera y gratífica de Dios.
Las malas inclinaciones heredadas no son un obstáculo para el progreso espiritual. Porque, cuando el individuo se esmera, aunque sea un poco, pero con suficiente perseverancia, se mueve en el plano espiritual, en el de los milagros, en el que todas las malas inclinaciones heredadas se disuelven en la Gracia de Dios.
Dios se apiada y ayuda mucho al alma que, a pesar de sus malas inclinaciones, lucha fervorosamente por alzarse a los cielos con un ala atrofiada, que es esa mala herencia. Conozco a muchos que se han librado de esas tendencias con un poco de esfuerzo y con mucha ayuda de Dios. Estas personas son unos verdaderos héroes para Dios. Y es que lo que le hace apiadarse de nosotros, es nuestro denuedo en vencer a nuestro hombre viejo.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Ed. Evanghelismos, București, 2007, p. 18)