¡No juzgues al que ha pecado, mejor apiádate de él!
¿Por qué odias al pecador? ¿Porque, desde tu punto de vista, no es justo? ¿Pero cuál es tu justicia, si no tienes amor? ¿Por qué mejor no lloras por él?
«No odies al pecador, porque todos somos culpables de algo. Y si es por Dios que te enciendes en contra de tu hermano que ha pecado, sería mejor que lloraras por él. ¿Por qué lo odias? Odia su pecado, pero ora por él, para hacerte semejante a Cristo, Quien no se enfada con los pecadores, sino que ora por ellos. ¿Te acuerdas de cómo lloró por Jerusalén? Y es que los demonios tienen muchas formas de burlarse de nosotros. Entonces, ¿por qué odiar a quien también sufre la burla del demonio? ¿Por qué odias al pecador? ¿Porque, desde tu punto de vista, no es justo? ¿Pero cuál es tu justicia, si no tienes amor? ¿Por qué mejor no lloras por él? Përo lo que haces es apartarlo de ti, echarlo lejos. ¡Cuántos hay que, por pura ignorancia, se enfadan con sus semejantes, creyendo que eso significa actuar racionalmente frente a los pecadores!».
(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoinţă, Editura Bunavestire, 1997, p. 227)