¡No pierdan el ánimo por causa de la enfermedad, sino mantengan la esperanza!
Que cada uno lleve la cruz que le corresponde en esta vida, con la docilidad de un niño frente al Padre Celestial.
Por favor, no pierdan el ánimo por causa de la enfermedad, sino que mantengan la esperanza. Pongan su sufrimiento en manos del Señor. Así lo ordena Dios Nuestro Señor, que todo lo hace para la salvación de nuestra alma; que cada uno lleve la cruz que le corresponde en esta vida, con la docilidad de un niño frente al Padre Celestial. Muchos justos soportaron —sin ser culpables— incontables pruebas y aflicciones. Pero nosotros, aún tan llenos de pecados, no pensamos en nada más, descansamos en la comodidad de una acogedora habitación, dormimos sobre un suave colchón... ¡Al menos con nuestro padecimiento paguemos nuestras faltas! Por eso, exclamemos desde lo profundo de nuestra alma al Señor. “Padre nuestro, que se haga en mí Tu santa voluntad y que no me falte Tu Reino Celestial”. Y pensando así, obtendremos la miseriocordia de Dios.
(Traducido de: Mari stareţi ruşi: vieţile, minunile, îndrumările duhovniceşti – Din învăţăturile duhovniceşti ale Cuviosului Stareţ Antonie de la Optina, vol. I, trad. din limba rusă: dr. Gheorghe Zapotinschi, Editura Sophia, 2008, p. 521)