¡No pierdas más el tiempo y arrepiéntete, hermano!
Arrepiéntete, glorifica a Dios, confiésate, llora profusamente, suspira con toda el alma y el corazón, siente ese pesar y humíllate, que todo esto traerá la sanación a tu alma.
Que cada uno de nosotros, como un soldado de Cristo, luche para ser coronado con laureles, no para ser condenado. Y si fuiste herido, hermano, y tus enemigos también fueron heridos por ti, si caíste, levántate en el acto. Si con una palabra fuiste inducido a actuar de forma incorrecta, si te arrebataron la sensatez, o sometieron tu mente, o caíste en el desenfreno, levántate y endereza tu camino. ¡No pierdas más el tiempo! Arrepiéntete, glorifica a Dios, confiésate, llora profusamente, suspira con toda el alma y el corazón, siente ese pesar y humíllate, que todo esto traerá la sanación a tu alma. Porque está escrito: “Cuando espabiles y suspires de contrición, conocerás cuánto te has extraviado y buscarás la salvación”. Y ya desde ese momento el Señor te dirá: “¡Tranquilo, estoy contigo!”. Y posteriormente reconocerá: “Vi que quería volver y estaba apesadumbrado, así que lo ayudé a encontrar nuevamente el camino”.
(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba Iulia, Alba Iulia, 1994, p. 72)