No se trata solamente de librarnos de nuestras pasiones, sino también de obtener las virtudes
La apatheia no es solamente una cosa negativa, sino también una positiva, porque presupone la obtención de las virtudes, lo cual es obra del Espíritu Santo.
San Teognosto nos previene: “Aunque cumplas con todo lo que es tu deber, no te envanezcas, creyendo que has llegado a la liberación de tus pasiones”.
Siguiendo la tradición de la Iglesia, San Juan Climaco explica: “Entre los que se han librado de las pasiones, hay algunos que lo han conseguido de una forma más completa que otros. Así, mientras unos odian fuertemente los pecados, otros tienen un deseo insaciable de enriquecerse con las virtudes”. En consecuencia, la apatheia no es solamente una cosa negativa, sino también una positiva, porque presupone la obtención de las virtudes, lo cual es obra del Espíritu Santo.
El piadoso Nicetas Estetatos considera que hay dos formas de liberación de las pasiones: “La primera se manifiesta en los que se esmeran en practicar la sabiduría. Así, creciendo de distintas maneras con el esfuerzo según lo establecido, (esta) mata las pasiones, detiene los impulsos de pecado del cuerpo y mueve las fuerzas del alma hacia lo que concuerda con nuestro ser, llevando a la mente a pensar juiciosamente en las cosas divinas. La segunda, que es más perfecta, se manifiesta de una forma llena de sabiduría, al comienzo de la contemplación natural. Esta, alzándose desde la serenidad espiritual de los pensamientos al estado de paz mental, hace que la mente se vuelva completamente diáfana y también capaz de ver al futuro; diáfana, en las cosas divinas, en la visión de lo que es bueno y en el descubrimiento de los misterios de Dios; y capaz de ver al futuro, en las cosas humanas, que vienen de lejos y habrán de suceder en algún momento”.
(Traducido de: Mitropolitul Hierotheos Vlachos, Psihoterapia ortodoxă: știința sfinților părinți, traducere de Irina Luminița Niculescu, Editura Învierea, Arhiepiscopia Timișoarei, 1998, pp. 346-347)