Palabras de espiritualidad

¡No te asustes ante los ataques del maligno! ¡Busca al Padre Celestial y Él vendrá a socorrerte!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Lo mismo tienes que hacer tú, por los caminos de esta vida pasajera. Si el maligno empieza a conspirar en tu contra y a atacarte, no te asustes ni trates de defenderte por tus propios medios. Al contrario, lo que tienes que hacer es, con una sencillez infantil, pensar en el Padre Celestial, clamándole: “¡Señor, soy una criatura Tuya! ¡Apiádate de mí!”.

«En lo que respecta a los pensamientos de pecado que te atacan en la iglesia y en casa, al orar, no te dejes aturdir, porque es el maligno quien te los envía. Lo que tienes que hacer es ignorarlos y dirigir tu mente a Dios, orando así: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador!”.

Te voy a poner un ejemplo. Cuando los padres salen a caminar con sus hijos pequeños, usualmente guardan una pequeña distancia y dejan que sean ellos los que van primero, pero sin perderlos de vista. Imaginemos que de la nada aparece un perro y los niños se asustan. ¿Qué hacen los pequeños ante dicha situación? Corren a donde vienen sus padres, gritando: “¡Papá! ¡Mamá!”. Con una sencilla e inocente simplicidad, además de una confianza absoluta, esperan el auxilio de sus padres. Lo mismo tienes que hacer tú, por los caminos de esta vida pasajera. Si el maligno empieza a conspirar en tu contra y a atacarte, no te asustes ni trates de defenderte por tus propios medios. Al contrario, lo que tienes que hacer es, con una sencillez infantil, pensar en el Padre Celestial, clamándole: “¡Señor, soy una criatura Tuya! ¡Apiádate de mí!”».

(Traducido de: Starețul Macarie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, p. 300)