¡No te quedes en el fango de tus pecados!
¿Qué es mejor? ¿Yacer en el fango de un pantano espiritual o levantarte después de cada caída, para seguir tu camino, con la esperanza de que, tal vez, algún día, podrás llegar al hermoso y seguro puerto de la virtud?
El arrepentimiento le abre al hombre el camino que va al Cielo, lo lleva al Paraíso y vence al demonio. ¿Eres pecador? ¡No pierdas la esperanza! Si pecas día sí y día también, ¡arrepiéntete! Cuando en una casa vieja encontramos algún rincón lleno de moho y suciedad, lo limpiamos, y no dejamos que esa podredumbre vuelva a acumularse. Eso mismo debes pensar sobre ti mismo: si hoy sentiste repugnancia por tus pecados, límpiate lo antes posible con la contrición.
¿Qué es mejor? ¿Yacer en el fango de un pantano espiritual o levantarte después de cada caída, para seguir tu camino, con la esperanza de que, tal vez, algún día, podrás llegar al hermoso y seguro puerto de la virtud? Si no te confiesas, te quedas en el fango. Si, por el contrario, te confiesas, te levantas del lodo y te limpias de la suciedad que te cubría.
(Traducido de: Arhimandritul Serafim Alexiev, Viața duhovnicească a creștinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, București, 2010, p. 91)