¡No temas ser demasiado precavido ante los engaños del maligno!
Sería bueno que también tú pudieras comprender que se trata más bien de engaños, y que incluso si, en el caso extremo, vinieran de la Gracia, Dios no se enojaría contigo por rechazarlos o por no prestarles atención.
«He leído todos tus escritos y quiero decirte que esos movimientos interiores que consideras que provienen de la Gracia, nosotros no los entendemos así. El padre Ambrosio, junto con todos nosotros, no hemos encontrado ejemplos semejantes en los Santos Padres ni en ninguno de los justos de Dios. Sería bueno que también tú pudieras comprender que se trata más bien de engaños, y que incluso si, en el caso extremo, vinieran de la Gracia, Dios no se enojaría contigo por rechazarlos o por no prestarles atención. Porque lo harías por temor a caer en el error, sabiendo bien que no debemos confiar en nuestro propio juicio, sino decir como abbá Doroteo: “¡Anatema para ti y para tu juicio!, porque lo que sabes, lo sabes del demonio.”
Con todo mi corazón deseo que se produzca en ti un cambio profundo: que adquieras la convicción de que no eres digna de tales experiencias».
(Traducido de: Sfântul Ilarion de la Optina, Filocalia de la Optina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 28)
