No tenemos que permitir que el demonio se regocije con nuestra intranquilidad y nuestra desesperanza
Dios permite que nos quedemos en la oscuridad espiritual, en la petrificación y la frialdad, para que nos consideremos los más pecadores de todos, sin buscar un consuelo espiritual, asumiéndonos indignos de él. En esto consiste la perfecta devoción hacia el Señor.
El desasosiego y la desesperanza que nacen de la lucha contra las pasiones pueden llevarnos a la soberbia espiritual. Ni siquiera en nuestras pruebas más difíciles tenemos que permitir que el demonio se regocije con nuestra intranquilidad y nuestra desesperanza. La paz desciende a lo profundo de la humildad, y nosotros vemos exactamente nuestra debilidad, misma que presentamos a Dios, de manera que obtenemos nuevamente la serenidad.
A veces, Dios permite que nos quedemos en la oscuridad espiritual, en la petrificación y la frialdad, para que nos consideremos los más pecadores de todos, sin buscar un consuelo espiritual, asumiéndonos indignos de él. En esto consiste la perfecta devoción hacia el Señor.
(Traducido de; Ieromonahul Benedict Stancu, Cuvinte de nădejde celor fără de nădejde, Editura Sophia, București, 2008, p. 64)