No todos vamos a reposar, pero todos nos transformaremos
“Por eso les enseño algo misterioso: aunque no todos muramos, todos tendremos que ser transformados cuando suene la última trompeta. Será cosa de un instante, de un abrir y cerrar de ojos. Al toque de la trompeta los muertos resucitarán como seres inmortales, y nosotros también seremos transformados.”
El Señor le dijo en una visión a San Juan el Teólogo: “He aquí que todo lo renuevo” (Apoc. 21, 5) y Él hará nuevos cuerpos. Los cuerpos nuevos no serán como los anteriores, sino una especie de características desconocidas, porque en la Escritura se dice que se tratará de cuerpos espirituales. El Apóstol Pablo nos habló ya de lo que sucederá en el día del estremecedor Juicio de Cristo. Él dice así: “Por eso les enseño algo misterioso: aunque no todos muramos, todos tendremos que ser transformados cuando suene la última trompeta. Será cosa de un instante, de un abrir y cerrar de ojos. Al toque de la trompeta los muertos resucitarán como seres inmortales, y nosotros también seremos transformados. Porque es necesario que nuestro ser mortal y corruptible se revista de la vida que no conoce la muerte ni la corrupción.” (l Corintios 15, 51-53).
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, La porțile Postului Mare, Editura Biserica Ortodoxă, Bucureşti, 2004, pp. 35-36)