Nos conocemos al relacionarnos con los demás
Esto te demuestra que aún estás muy lejos del mandato del Señor: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” (Mateo 5, 44)
«No es posible conocernos a nosotros mismos, sino relacionándonos con los demás, aceptando sus amonestaciones y reproches cual medicamento para nuestras heridas espirituales, reprendiéndonos por nuestra impaciencia y agradeciéndoles porque gracias a ellos conocemos nuestra debilidad espiritual, por la Providencia de Dios. Así, alcanzando la paz —con la Gracia de Dios—, temámosle a la vanidad, para no sufrir aún más, porque los enemigos (demonios) no descansan y le temen solamente a la humildad.
Me escribes que te resulta difícil tolerar que los demás sean injustos contigo y que ni siquiera pasa por tu mente reconocerte culpable, y que todo esto te perturba profundamente. Bien, esto te demuestra que aún estás muy lejos del mandato del Señor: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” (Mateo 5, 44)».
(Traducido de: Filocalia de la Optina, Vol II, Editura Egumenița, pp. 184-185)