Nuestra injusticia y la justicia de Dios
Si nuestro corazón no puede soportar que los malhechores llenos de crueldad queden sin castigar, ¿acaso nuestro Justo Dios no nos someterá al mismo Estremecedor Juicio?
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mateo 5, 6). ¿Cómo podría vivir el hombre sin justicia? El corazón puro pone su esperanza en la justicia. ¡Qué insufrible es la injusticia, qué tormento representa! Y si a nosotros, que estamos llenos de injusticia, nos atormenta tanto la injusticia del mundo, ¿qué más podríamos decir de Dios, Quien tiene miles de años observando las atrocidades de la injusticia humana? Si nuestro corazón no puede soportar que los malhechores llenos de crueldad queden sin castigar, ¿acaso nuestro Justo Dios no nos someterá al mismo Estremecedor Juicio?
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, La porțile Postului Mare, Editura Biserica Ortodoxă, Bucureşti, 2004, p. 39)