Nuestra madre espiritual
Las oraciones de la Iglesia enriquecen la memoria de cada uno y el don del Santísimo Espíritu viene sobre aquellos que atienden con devoción los santos oficios litúrgicos.
La Iglesia nos da a luz cuando somos bautizados con el agua y el Espíritu. ¿Qué dice el Santo Apóstol Pablo? “Dios, nuestro Salvador, al manifestar Su bondad y Su amor por los hombres, nos ha salvado, no por la justicia que hayamos practicado, sino por puro amor, mediante el bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo”. Luego, desde el Bautismo somos hijos de Dios por la Gracia, porque hemos sido bautizados en el nombre de la Santísima Trinidad. ¡Por eso, amados hermanos, les suplico con todo el corazón que amen a nuestra madre, la Santa Iglesia! Amen la Iglesia y, en la medida de sus posibilidades, no dejen de asistir a los oficios litúrgicos lo más seguido posible.
Los más grandes, los ancianos, si no pueden permanecer durante mucho tiempo, que hagan cuanto puedan hacer. Los más jóvenes pueden quedarse por más tiempo, porque las oraciones de la Iglesia enriquecen la memoria de cada uno y el don del Santísimo Espíritu viene sobre aquellos que atienden con devoción los santos oficios litúrgicos.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 20)