El hombre debe saber que la tierra natal que Dios le dio es santa. Si nací en este país, aquí es donde debo vivir y terminar mis días. ¿Por qué habría yo de corregir a Dios? (“No, yo quiero irme a vivir a los Estados Unidos”, por ejemplo. Si Dios creyera que era mejor que yo naciera en Estados Unidos, me hubiese dado una madre de ese país). Quienes nacieron en determinada nación, en determinado territorio, en determinada religión, en determinada cultura, ahí es donde deben dar frutos. Si nacimos aquí, aquí es en donde debemos fructificar.

Cambiando de sitio, de acuerdo tu mera voluntad, por intereses materiales, constituye un pecado muy serio. Labora, da frutos, procrea hijos, ora, alaba a Dios en el lugar en el que Él te puso, en el terruño de donde Él te formó.

(Traducido de: Părintele Ioanichie Bălan, Spovedania, Taina împăcării, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 22-23)