Nuestras obras brotan de la mente
Para vivir en belleza debemos, en primer lugar, pensar bellamente. Debemos pensar bellamente porque todos nuestros actos brotan de la mente.
Para vivir en belleza debemos, en primer lugar, pensar bellamente. Debemos pensar bellamente porque todos nuestros actos brotan de la mente. Una persona con ideas hermosas y sanas, actuará correctamente. Nuestros deseos nobles o incorrectos, fijados primeros en la mente y luego puestos en práctica, tienen su origen en la mente. San Juan Damasceno dice que:
“Al poder de la mente le pertenecen los juicios, los sentimientos, los impulsos hacia la acción, las aversiones y el evitar actuar. De forma especial le pertenece el entendimiento de lo espiritual, las virtudes, la ciencia, los principios de las artes, el poder de deliberar y el de elegir”.
Cuando pensamos en algo malo, mientras no lo consintamos y no lo hagamos, no es pecado. Mientras luchemos, no pecamos. Cuando nos damos por vencidos, entonces comienza el pecado.
(Traducido de: Arhiepiscopul Andrei Andreicuț, Mai putem trăi frumos? Pledoarie pentru o viaţă morală curată, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2004, p. 9)