Nuestro esfuerzo no es nada sin el concurso de Dios
Cuando logres algo, di: “¡Señor, mío es solamente el esfuerzo, Tuyo es el éxito!”.
Los expertos y los eruditos no han descubierto tantos misterios con el simple esfuerzo de su mente, sino llamando a la puerta de los misterios con su afán de conocer y su perseverancia, y así es como Dios se los ha revelado. En verdad, el hombre siempre ha buscado conocer las cosas y las leyes, y Dios se las ha ido revelando, de acuerdo a su anhelo y tesón. Por eso es correcto afirmar que si los expertos buscaran con ese mismo afán y denuedo el conocimiento de Dios, Él se los revelaría del mismo modo en que les ha descubierto cosas como el radio y la gravedad.
Los grandes científicos y descubridores de los grandes misterios del ser se han cuidado siempre de los elogios, porque saben que su mérito consiste en llamar a la puerta de los misterios, que les es abierta por Aquel que tiene en Sus manos las llaves de todos los misterios del cielo y la tierra (Lucas 11, 5-8). Por eso, hermano, cuando alcances algún logro, di: “¡Señor, mío es solamente el esfuerzo, Tuyo es el éxito!”.
Si te comportas de otra manera y te dejas aturdir por los encomios, debes saber que el cielo se portará contigo tal como lo hace el mundo con el ladrón.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Învățături despre bine și rău, Editura Sophia, București, 2006, p. 81)