Palabras de espiritualidad

Oportunidad de salvación para una vida llena de pecados

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Quienes confiesan ante Dios, con dolor y humildad, sus pecados, arrepintiéndose de toda maldad cometida, reciben del Misericordioso Dios el perdón de aquellas faltas.

Vio el piadoso Nifón cómo dos ángeles conducían un alma al Cielo. Pero, al aproximarse a los “puestos de peaje espiritual”, los demonios que ahí se hallaban empezaron a enfurecerse, gritándoles a ángeles: “¿Cómo se atreven a pasar con esta alma, si es nuestra?”. Y los ángeles respondieron: “¿Por qué dicen que es suya? ¡Demuéstrennos que les pertenece a ustedes!”. Los demonios dijeron. “Toda clase de maldades fueron la constante en su vida. Esta alma está llena de vicios y murió sin haberse arrepentido, sin haber abandonado su forma de vida bajo el yugo del pecado... Hasta el último momento trabajó para nosotros”. Entonces, uno de los ángeles exclamó: “No podemos creer lo que ustedes dicen, ni tampoco lo que dice quien les envía, el diablo, que es el padre de la mentira. Que venga el ángel guardián que se le otorgó a esta alma cuando fue bautizada, y él dirá toda la verdad.” Cuando éste vino, los ángeles le preguntaron: “¿Esta alma murió en pecado o aún pudo arrepentirse?” Y el ángel custodio respondió: “Yo no soy hombre ni un espíritu maligno. Luego, no responderé con mentiras, como lo hacen estos demonios. Al contrario, puedo atestiguar que, gracias a nuestro Señor Jesucristo, desde el momento en que cayó enferma, esta alma comenzó a llorar de contrición por sus pecados. Y, elevando sus manos al cielo, clamaba a Dios. Y, debido a que fue perdonada, Dios domina en ella. ¡Gloria sea dada a Su justo juicio!”. Entonces los demonios dijeron: “Si procede que se salve esta alma, todo el mundo comenzará a ser perdonado, incluso los pecadores. Por lo tanto, ¿para qué seguirnos afanando?”. Al oír esto, los ángeles dijeron: “Escuchen, infames demonios: no importa cuántos sean los que pecan desde su juventud, porque si se han arrepentido, Dios les ha perdonado sus faltas. Y si hubieran caído nuevamente en pecados más grandes, si entre lágrimas han vuelto a arrepentirse, y además han hecho actos de caridad, nuevamente han sido perdonados. Luego, ¿qué creen ustedes, horrendas fieras? ¿Debe esta alma ser castigada o no? Sin embargo, deben saber que Dios es el juez de quien, por medio de la contrición, pone toda su esperanza en Él. Y todo esto lo sabemos gracias a aquel arrepentimiento. Y todo lo que se revela en Dios es luz. Por eso, quienes confiesan ante Dios, con dolor y humildad, sus pecados, arrepintiéndose de toda maldad cometida, reciben del Misericordioso Dios el perdón de aquellas faltas. Mas quienes mueran llenos de iniquidades, ocultándoselas a Dios y dejándolas de confesar, serán juzgados por Dios y reprendidos eternamente." Diciendo esto, los ángeles avergonzaron a los espíritus inmundos. Y, llevándose a aquella alma, se dirigieron a las puertas del Cielo.

(Traducido de: Sfântul Nifon, Din cuvintele duhovniceşti ale Sfinţilor Părinţi, Ed. Arhiepiscopiei Sucevei şi Rădăuţilor, Suceava, 2003, p. 123-124)