Ora por la mañana
La oración matinal es, para el hombre, lo que el rocío para las flores.
Cuando te despiertes por la mañana, piensa que Dios te ha dado un día que no podrías haberte dado tú mismo y aparta la primera hora —o al menos los primeros quince minutos— del día que has recibido, para ofrecérsela como ofrenda a Dios, en una oración de agradecimiento y devota petición. Mientras más devoción dediques a esto, más se santificará tu día y mejor podrás resistir las tentaciones que tengas que enfrentar.
La oración matinal es, para el hombre, lo que el rocío para las flores. El que ora por la mañana con toda su atención, se siente más feliz y tranquilo durante todo el día. Y es que la mente se ocupa, durante todo el día, de lo que primero que encuentra por la mañana, como una piedra de molino que tritura durante todo el día trigo o cizaña. Esforcémonos, pues, en poner desde temprano trigo en nuestro molino, para que no venga el enemigo a verter su cizaña. Vivamos el día que empieza, de tal forma que pueda conducirnos al día eterno y no a la noche sin fin.
Esfuérzate, al trabajar, en encontrar al menos unos minutos para dirigir tu mente y oración, con piedad, hacia Aquel que bendice el trabajo honrado y hace exitoso todo buen afán.
Trabajo y oración: ¡he aquí el mejor y más importante uso que podemos darle al tiempo que Dios nos otorga diariamente! “¡Ora y trabaja!”. En esas dos palabras se encierra toda la sabiduría de este mundo. Y es que no fuiste creado para la tierra, sino para el cielo. Después de los esfuerzos y las preocupaciones de esta vida, eleva tu mente y tu corazón, ofrece tu alma frente a Dios en oración y agradecimiento. ¡Ora! Es tu deber, tu alabanza, tu felicidad. ¡Vé del trabajo a la oración, y de la oración al trabajo! ¡Ora y trabaja! Comienza y termina tu día junto a Dios.
Cuando vayas a acostarte, recuerda la muerte, cuya imagen y antesala es el sueño. Recuerda lo vivido y confía en el Señor para lo que haya de venir. Utiliza tu presente para el bien.
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Mărgăritare duhovnicești, Editura Credința strămoșească, p. 94-96)