Por negligencia, has dejado que entrara en tu alma, se enraizara y creciera el microbio del odio hacia tu semejante, a quien, según dices, no soportas. Así las cosas, es importante que reconozcas que estás enfermo espiritualmente y que, para poder sanar, necesitas tomar el medicamento adecuado. Cristo, perfecto Médico de nuestras almas y cuerpos, te ofrece la receta mejor. ¡Luego, “léela” con atención y pon en práctica Sus redentoras prescripciones, por tu propio bien!

“¡Bendecid a los que os maldigan!” (Lucas 6, 28). Lo primero que debes pedir, al orar, es el perdón de tu semejante. De esta forma, tu corazón se emblandecerá, el rencor desaparecerá y el amor amanecerá en tu interior. ¡Tan grande medicamento es la oración! Por eso, decía Samuel: “¿Cómo cometería este pecado de no interceder por ustedes ante Dios?” (I Samuel 12, 23).

(Traducido de: Arhimandrit Vasilios Bacoianis, Nu te mai suport! – Arta împăcării cu tine însuţi şi cu ceilalţi, traducere din limba greacă de Pr. Victor Manolache, Editura de Suflet, Bucureşti, 2011, pp. 92-93)