Orar siempre con el corazón
Tantas horas de oración, por parte de tanas personas… si se orara de corazón, cambiaría el mundo entero.
Todo se resume a la calidad de la oración. La oración tiene que ser hecha con todo el corazón, con dolor. Para Dios no importa tanto la cantidad de nuestras oraciones, sino su calidad. La oración que se hace en los monasterios es buena en cantidad, pero no basta con esto. Debe ser también de buena calidad. Tantas horas de oración, por parte de tantas personas… si se orara de corazón, cambiaría el mundo entero. Por eso, el propósito es que los servicios litúrgicos se realicen desde el corazón.
La oración desde el corazón no sólo ayuda a los demás, sino también a nosotros mismos, porque favorece el florecimiento de la bondad interior. Cuando nos ponemos en el lugar del otro, vienen, de forma totalmente natural, el amor, el dolor, la humildad, la gratitud hacia Dios y la adoración incesante, y entonces nuestra oración por el otro se hace agradable a Dios, y El envía Su auxilio.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovnicești. Volumul II. Trezire duhovnicească, traducere de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, ediția a II-a, Editura Evanghelismos, București, 2011, pp. 339-340)