Palabras de espiritualidad

¡Oremos sin cesar, porque la lucha es cruenta y larga!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Hay que estar muy atentos, porque nos estamos enfrentando a un león, a una bestia que ni siquiera los santos pudieron expulsar por completo.

Juzgar y condenar a los otros es el pecado más grande, y nos aparta completamente de Dios. Una vez sintamos que ese pecado nos viene a la mente, hagámoslo descender al infierno y digámosle: “¡Ven, y te llevaré a ese lugar donde está el gusano que no perece! ¡Ven, y te llevaré a la oscuridad más profunda, al fuego eterno! ¡Ven, acerquémonos a ese fuego, y así aprenderás!”. Hay que estar muy atentos, porque nos estamos enfrentando a un león, a una bestia que ni siquiera los santos pudieron expulsar por completo. Los Santos Padres y los grandes ascetas tuvieron que esforzarse mucho al enfrentarla. Luego, no juzguemos ni condenemos a nadie, manteniendo siempre ante nosotros ese “¡Orad sin cesar!” y el “¡Velad y orad, pera no caer en tentación!”.

(Traducido de: Stareța Macrina Vassopoulos, Cuvinte din inimă, Editura Evanghelismos, p. 155)