Otros aspectos de la vida de San Jacobo Tsalikis
Todo el tiempo era muy generoso y, cuando se enteraba de que alguna pareja joven partía al extranjero o que alguna persona necesitaba dinero para operarse, el padre les daba todo lo que podía para ayudarles.
El stárets Jacobo era conocido por su compasión hacia los demás. Debajo de su lecho tenía un bolso, un saquito vedaderamente milagroso. Ahí ponía el dinero que le daban, y él, a su vez, tomaba cada billete y, haciéndolo un rollito, le ponía un elástico y un papelito con el nombre de la persona a quien pensaba darle ese dinero. Todo el tiempo era muy generoso y, cuando se enteraba de que alguna pareja joven partía al extranjero o que alguna persona necesitaba dinero para operarse, el padre les daba todo lo que podía para ayudarles. A veces sucedía que enviaba dinero periódicamente a alguien que estaba convaleciente. También sucedía que no abría los sobres con dinero que le dejaban los fieles o sus hijos espirituales, sino que inmediatamente los pasaba a los más necesitados, sin preocuparse en guardar algo para sí mismo o para el monasterio.
Y aquel saquito nunca se vaciaba, como él mismo daba testimonio:
—Doy cinco y recibo cincuenta. ¡Y así es como este saco nunca se ha quedado vacío!
Cuando ayudaba a alguien, el stárets Jacobo se llenaba de alegría, porque sentía la gratitud de aquel a quien había auxiliado. Él mismo y quienes le rodeaban podían ver la alegría en los rostros de quienes habían recibido del padre la ayuda que necesitaban. Y si alguien le llevaba un obsequio como muestra de agradecimiento, aunque se tratara de algo ínfimo, el stárets lo recibía como si se tratara de la cosa más valiosa para él.
(Traducido de: Stelian Papadopulos, Fericitul stareț Iacov Tsalikis, starețul Mănăstirii Cuviosului David „Bătrânul”, traducere de ieromonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2004, p. 177)