Palabras de espiritualidad

Padre Inocencio Hăţiş: la vida como una Liturgia sin fin

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Con su labor contribuyó enormemente a la renovación espiritual y material del monasterio, construyendo celdas, trabajando en la huerta y confesando a quienes se lo pedían. Esto se explica con las palabras que él mismo solía repetir: “¡En vez de estar en vano, mejor trabajar en vano!”.

Protosinghelos Inocencio Hăţiş, del Monaserio Robaia, Argeş, Rumanía (1901-1997)

Este piadoso padre nació en la localidad de Suteşti, distrito Vâlcea, en 1901, en el seno de una familia muy humilde y devota.

En 1929 entró a la vida monacal en el Monasterio Bistriţa Olteană y fue tonsurado como monje en el año de 1931. Poco después fue ordenado diácono y, en 1941, hieromonje, siendo enviado como sacerdote misionero a la región de Transilvania.

Entre 1947 y 1955 sirvió como párroco y padre espiritual en su monasterio original, Bistriţa, entonces convertido en monasterio para monjas. En 1955 fue nombrado confesor en el Monasterio de monjas Robaia (Argeş), en donde sirvió hasta su último aliento.

Su mayor sacrificio, desde que fue ordenado y hasta su muerte, consistió en la celebración de la Divina Liturgia casi todos los días... ¡durante más de sesenta años!

De igual forma, era muy humilde, manso, amante del trabajo, indulgente y siempre en paz consigo mismo, con los demás y con Dios. Con su labor contribuyó enormemente a la renovación espiritual y material del Monasterio Robaia, construyendo celdas, trabajando en la huerta y confesando a quienes se lo pedían. Esto se explica con las palabras que él mismo solía repetir: “¡En vez de estar en vano, mejor trabajar en vano!”.

La vida del protosinghelos Inocencio fue como una permanente Liturgia. Todo lo hacía en paz, con humildad y alegría.

Luego de una breve enfermedad, el padre Inocencio partió al descanso eterno el 14 de octubre de 1997, para oficiar la Divina Liturgia al lado de todos los ángeles y santos, en la gloria de la Santísima Trinidad.

¡Señor, concédele al padre Inocencio y a todos los demás padres teóforos, que descansen entre las legiones de Tus justos, en la gloria de la Santísima Trinidad!

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie BălanPatericul românesc, Editura Mănăstirea Sihăstria, p. 732)