Palabras sobre la codicia y el amor verdadero
«Si alguien les roba dinero», aconsejaba el stárets, «no se enfaden, más bien piensen que lo han dado como limosna, y el Señor se los devolverá centuplicado».
El stárets Nectario siempre condenaba la avaricia y ayudaba a quienes acudían a él, para que sacaran a la superficie esa pasión —si la tenían oculta en su interior— y así vencerla.
Un día, le preguntó a Tecla Tkaciova:
—¿Traes algo de dinero?
—Sí...
—¿Cuánto?
—Diez rublos.
—Préstamelos.
En ese momento, ella, que siempre era generosa, sintió que le dolía dar ese dinero.
—¡Padre, perdóneme, no sabía que era tan codiciosa!
«Si alguien les roba dinero», aconsejaba el stárets, «no se enfaden, más bien piensen que lo han dado como limosna, y el Señor se los devolverá centuplicado».
«Hagan siempre el bien», repetía. «pero, haciendo el bien, no se envanezcan, sino que agradézcanle al Señor: “Con Tu bendición, Señor, he hecho esto”. Recuerden las palabras: “... sin Mí no podéis hacer nada” (Juan 15, 5)». Cada persona que venía al padre Nectario sentía la fuerza de su amor, sobre la cual él mismo dijo una vez: «¡Hijos míos! Nosotros los amamos con un amor que nunca cambia. Su amor es un amor efímero. El nuestro, en cambio, es el mismo hoy, y lo seguirá siendo después de cien años».
(Traducido de: Starețul Nectarie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2010, p. 52)