Para comulgar sin condenarnos
El que come y bebe sin considerar que se trata del Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación (I Corintios 11, 28-29).
Que se examine a sí mismo aquel que quiera comulgar con los Santos Misterios, y sólo entonces coma del Pan celestial, el Cuerpo de Cristo, y beba del Cáliz de la vida; porque el que come y bebe sin considerar que se trata del Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación (I Corintios 11, 28-29).
Luego, quien quiera comulgar, que se haga un profundo examen de conciencia, recordando todos sus pecados y condenándose a sí mismo antes del estremecedor Juicio, porque, si hacemos esto, si indagamos detalladamente nuestra vida y nos enmendamos, no seremos condenados.
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Spicul viu, Editura Sophia, București, 2009, p. 79)