Para defendernos de las embestidas del enemigo
Cuando el maligno nos quiera seducir con los apetitos del cuerpo, instándonos a ser desobedientes y ociosos, a lamentarnos y a renunciar a nuestra fe —porque sus redes, sus trampas y sus ardides están siempre listos para atraparnos—, digámosle: “¡Vete de aquí!”.
Por favor, hermanos, esforcémonos, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance por evitar las ocasiones de pecado, realizando actos de piedad y cosas agradables a Dios, es decir, practicando la obediencia, la docilidad, la diligencia, la humildad y la confesión de todos los males que nos inspira el demonio. Así, cuando este nos quiera seducir con los apetitos del cuerpo, instándonos a ser desobedientes y ociosos, a lamentarnos y a renunciar a nuestra fe —porque las redes, las trampas y los ardides del maligno están siempre listos para atraparnos—, podremos decirle: “¡Vete de aquí!”.
(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba Iulia, Alba Iulia, 1994, pp. 55-56)