Para Dios el pecado es siempre pecado y la virtud es siempre virtud
Hasta llegamos a creer que la tolerancia total con el pecado es buena, que Dios nos hizo a todos hijos Suyos, que no importa si eres un pecador o un santo, que “todos iremos al mismo lugar”. ¡No es cierto!
En nuestro mundo, el pecado es cada vez mayor, cada vez más general. De forma sistemática y abrumadora, el mundo actual intenta convencernos de que el pecado no existe, que todo está permitido. Hay moralistas cristianos que dicen: “Dios, Quien nos creó a todos, nos ama, porque somos hijos Suyos. Aunque seamos buenos o malos, ¡Él nos ama! ¡El pecado no existe!”. Los que no son cristianos dicen: “¿Para qué atormentarte con oraciones, ayuno, confesión y todo eso... ¡aunque no lo quieras, todos iremos al mismo lugar!”. Pero nada de esto es cierto.
En el mundo exterior a la Iglesia somos atacados con un completo arsenal de argumentos terrenales. No quiero decir que haya alguien en específico interesado en agredirnos, sino que permanentemente somos bombardeados con esa clase de ideas... ¡Hasta que logran convencernos y empezamos a hablar como ellos y pensar como ellos! Hasta llegamos a creer que la tolerancia total con el pecado es buena, que Dios nos hizo a todos hijos Suyos, que no importa si eres un pecador o un santo, que “todos iremos al mismo lugar”. ¡No es cierto! Dios nos creó, nos otorgó Su imagen y la potestad de asemejárnosle, es decir, la facultad de trabajar para Él hasta alcanzar esa semejanza. Él sabe cuándo recompensarnos y cuándo castigarnos por nuestras faltas. Recordemos: para Dios el pecado es siempre pecado y la virtud es siempre virtud. No como piensan los hombres...
(Traducido de: Părintele Gheorghe Calciu, Cuvinte vii, ediţie îngrijită la Mănăstirea Diaconeşti, Editura Bonifaciu, 2009, pp. 97-98)