Para disipar las causas de los malos pensamientos
Porque es por estas cosas que se perturba el pecador, sea por haberlas perdido, o por no tenerlas aún. Todo esto se disipa con el desprecio a esas pasiones, por amor a Dios.
Junto con el discernimiento y la paz mental, otra forma de evitar que nuestra mente se turbe consiste en apartar las causas de todo mal pensamiento. San Máximo el Confesor ejemplifica la forma en que tenemos que guardar la pureza de corazón. Como dije antes, los demonios de las pasiones nos azuzan la “parte ávida del alma”, o ne turban la razón, la “parte irascible”: “Por esta razón, el monje, especialmente aquel que practica el ascetismo, está obligado a vigilar sus pensamientos y a saber cómo arrancarlos de raíz. Así podrá conocer, por ejemplo, cómo la parte ávida del alma es estimulada por los recuerdos viciosos de las mujeres y cómo la causa de estos se halla en el desequilibrio al comer y beber, y en el encuentro frecuente e irracional con las mismas mujeres. Todo esto se disipa con el hambre, la sed, las vigilias y el recogimiento a la soledad. La irritabilidad es incitada por los recuerdos viciosos de quienes nos han ofendido. Y la causa de esto se halla en el amor a los placeres, la vanagloria y el amor a lo material. Porque es por estas cosas que se perturba el pecador, sea por haberlas perdido, o por no tenerlas aún. Todo esto se disipa con el desprecio a esas pasiones, por amor a Dios”.
Para vencer los pensamientos perniciosos se necesita luchar conta las pasiones, por medio de las cuales, los demonios siembran todo mal pensamiento en nosotros. San Máximo insiste: “Si quieres vencer los pensamientos, antes debes sanar de tus pasiones, y después podrás echarlos de tu mente. Por ejemplo, para el desenfreno, ayuna, vela, esfuérzate y retírate a la soledad. En el caso de la ira y la tristeza, desprecia la honra terrenal y las cosas materiales. Y para vencer el rencor, ora por aquel que te ofendió, y te verás libre de esa pasión”.
(Traducido de: Mitropolitul Hierotheos Vlachos, Psihoterapia ortodoxă: știința sfinților părinți, traducere de Irina Luminița Niculescu, Editura Învierea, Arhiepiscopia Timișoarei, 1998, pp. 263-264)