Para el joven que quiere encaminarse a Dios
Así debe ser el joven: un gran héroe por Cristo. No un héroe en un amor falso, humano, viciado, sino un héroe de Cristo.
¿Cómo debe ser un joven que quiera servirle a Dios, sinceramente y con todo el corazón?
—Depende de él hacerlo con todo el corazón. Al menos, debe dar los primeros pasos hacia el objetivo supremo: la salvación. De estos primeros pasos depende toda su vida. Debe buscar la salvación, es decir, asistir a la iglesia, confesarse con sinceridad, ser generoso con los demás… Y es que “¡la piedad es toda la Escritura!”.
(Debe llevar) una vida cristiana de oración, es decir que no sea un ocioso. Con esto me refiero también no a una vida de oración mecánica, sino de vivir la oración, si es posible. Por eso es que muchas veces he dicho que cualquier momento puede ser un tiempo completo, y cualquier suspiro puede ser toda una oración.
¡Esto es lo que le agrada a Dios! Esto es lo que espera de nosotros, que nos mantengamos con el corazón dirigido a Él, porque Él es el que es. Él nos creó. Él nos juzgará. Él nos dará la felicidad eterna. Entonces, ¿qué motivos materiales podríamos esgrimir para no temerle solamente a Él? “¡Si tan solo supierais Quién soy Yo!”. Hemos escuchado a Dios. Y, como se dice en determinados momentos, que “¡Yo sé lo que significa llorar!”.
Así debe ser el joven: un gran héroe por Cristo. No un héroe en un amor falso, humano, viciado, sino un héroe de Cristo. Todo lo que dijo Cristo es cierto: “¡Oh, Cristo mío, todo que has dicho es verdad!”. Esto es lo que debe sentir.
Entonces, un joven que sea capaz de lo anterior podrá dar también el segundo y el tecer paso, y todos sus pasos se dirigirán a la salvación y, desde luego, será ayudado por la Gracia de Dios.
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Arsenie, ed. a 2-a, vol. 3, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, pp. 124-125)