Palabras de espiritualidad

Para entender la Providencia de Dios y el sentido de las pruebas

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

¡La salud del alma y del corazón es la santidad... la verdadera salud!

Las tentaciones son como las tormentas del mar. La tormenta arroja a la orilla todos los trozos de madera, la basura y todos los demás desperdicios que hay en las aguas. Así es como el mar se limpia y se sosiega. Las tentaciones nos ayudan a “limpiarnos”, a acercarnos a Dios y, finalmente, a hacernos “dioses según la Gracia”. Todo esto nos es enviado y ofrecido por la Providencia Divina, para que recuperemos la salud espiritual perdida. ¡La salud del alma y del corazón es la santidad... la verdadera salud!

¡Es imposible avanzar si no tenemos humildad! Las tentaciones nos traen la humildad. ¡Sin ellas no podríamos obtener ningún provecho! Tendremos que sufrir el sacrificio y, renunciando a nuestra propia voluntad, hacernos humildes de mente; solamente así podremos llegar alto. ¡No hay otro camino! Si nos humillamos, seremos enaltecidos; ¡si no nos humillamos, nos quedaremos abajo, entre las pasiones, entre nuestros defectos y nuestra debilidad, y nos llevaremos todo esto a la tumba!

Cuando enfrentemos alguna tentación, no acusemos a los demás. Volvamos la vista a nuestro propio interior, para reconocer nuestro estado de pecadores y el lugar de donde proviene la turbación de nuestro corazón. Cuando hay un poco de luz en el alma, vemos que todo eso se origina en el corazón, en nuestro estado de pecadores y en el hombre viejo que vive en nuestro interior.

(Traducido de: Avva Efrem Filotheitul, Sfaturi duhovniceşti, traducere Părintele Victor Manolache, Editura Egumeniţa, Alexandria, 2012, p. 14)