Para entender lo que significa ser “espirituales”
No se trata de una palabra vacía o una expresión convencional, eso de tener una vida espiritual y ancorarnos en la espiritualidad.
La oración es parte de la vida espiritual del hombre; pero también quisiera hacer aquí una delimitación, para disipar, en la medida de lo posible, cualquier confusión terminológica. Usualmente, hablamos de una vida material y una vida espiritual del hombre. Esta diferencia se hacía incluso en tiempos del comunismo ateo; entonces, por “vida espiritual” se entendía, sobre todo, “cultura” o todo aquello que no necesariamente depende de la actividad material humana, lo que no depende del arado o la fábrica; una vida relacionada más con el intelecto.
La diferencia hay que hacerla, en primer lugar, en el ámbito de lo terminológico: “espiritual” viene de “spiritus”, “vita spiritus”, que significa “vida espiritual”. En el idioma rumano contamos con otra palabra que define de mejor manera lo que queremos entender por “vida espiritual”. Porque esta es mucho más que la simple cultura y tiene que ser mucho más que la cultura. Recuerdo ahora un texto muy bello, que no puedo sino relacionar con Constantino Noica, quien se había anclado y detenido en la cultura. El escritor Andrei Pleșu, insatisfecho con esa actitud, dijo: “Quiero anclarme en aquello que sea más que cultura, porque un hombre de cultura no es más que una inmensa bibliografía. Yo quiero ser mucho más que biblografía. Y, para ser más que eso, tengo que anclarme en la vida espiritual”.
Pero, en un momento dado, viene Alexandru Paleologu y dice: “A mí me parece muy general y confuso ese término, ‘espiritual’, ‘espiritualidad’. ¿Qué es eso?”. Más tarde habría de volver a esa idea, después de haber profundizado en dicho problema y entendido que no se trata de una palabra vacía o una expresión convencional, eso de tener una vida espiritual y ancorarnos en la espiritualidad.
(Traducido de: Mitropolitul Bartolomeu Anania, Rugăciunea, izvor de putere în încercările vieții, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 5-7)