Palabras de espiritualidad

Para humillar el orgullo de nuestra alma

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Translation and adaptation:

No hay nada que Él ame tanto y no hay nada tan útil para cualquier virtud, como la mansedumbre, la humildad y el amor al prójimo.

Todo lo que nos ocurre para deshonra nuestra, sea que provenga de los demás o de los demonios, tiene lugar por el recto juicio de Dios, con un propósito favorable (por oikonomía): humillar el orgullo que hay en nuestra alma.

Porque el objetivo de la guía de Dios, en lo que respecta a nuestra vida, es que seamos siempre humildes y no pensemos de nosotros lo que no tenemos que pensar, y que pensemos sólo eso que nos hará más juiciosos por medio de la templanza. Esto implica dejar de figurarnos cosas grandes sobre nosotros mismos, para seguirlo a Él e imitarle, de acuerdo a nuestras capacidades, en la bienaventurada humildad.

Porque Él mismo fue manso y humilde de corazón. Así es como quiere que seamos Aquel que soportó, por nosotros, una muerte injusta e ignominiosa.

Y es que no hay nada que Él ame tanto y no hay nada tan útil para cualquier virtud —porque puede sacarnos de la miseria de las pasiones— como la mansedumbre, la humildad y el amor al prójimo.

Si carecemos de todo esto al practicar la virtud, en vano será todo nuestro trabajo y todo el esfuerzo que pongamos en ello quedará estéril y no será aceptado (por Dios).

(Traducido de: Cuviosul Nichita Stithatul, Cele 300 de capete despre făptuire, suta întâi, cap. 55, în Filocalia, vol. VI, p. 224-225)