Para la Madre del Señor, las loas de la humanidad no son inferiores a las de los ángeles
¿Qué reverencia podemos ofrecer, con nuestros pecadores e impíos labios, a la más honrada de todas las criaturas, a ella que es más exaltada que los ángeles y arcángeles, a la Muy Bendita Virgen María, quien se hizo digna de ser la Madre del Altísimo y Protectora de los cristianos? Para ser cristianos verdaderos debemos honrarla siempre, porque es causa de nuestra salvación, recordando su amor por nosotros.
Queridos hermanos y hermanas, uno de los cánticos que entonamos en la Iglesia dice: “No hay lengua digna de de enaltecerte, porque hasta la mente más elevada se ofusca al cantarte, oh Madre de Dios. Sin embargo, por tu bondad, acepta nuestro fervor, porque conoces nuestra divina devoción. ¡A ti, que eres la protectora de los cristianos, te exaltamos!” (Irmos del IX Canto del Primer Canon de la Santa Epifanía de Nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo).
Y, de hecho, ¿qué reverencia podemos ofrecer, con nuestros pecadores e impíos labios, a la más honrada de todas las criaturas, a ella que es más exaltada que los ángeles y arcángeles, a la Muy Bendita Virgen María, quien se hizo digna de ser la Madre del Altísimo y Protectora de los cristianos? Para ser cristianos verdaderos debemos honrarla siempre, porque es causa de nuestra salvación, recordando su amor por nosotros.
(Traducido de: Arhimandrit Chiril Pavlov, Lauda Maicii Domnului, Editura Egumenița, Galați, 2012, p. 32)