Para no estar solos…
Jamás estaremos solos si Dios está con nosotros, si la Madre del Señor está con nosotros. ¿Quién está verdaderamente solo, abandonado? El que quiere estar solo: el que insulta, el que blasfema, el que miente.
“Luz de mi oscura alma, esperanza, protección, refugio, consuelo y alegría mía”. Esto es la Madre del Señor para nosotros: ella nos lleva a nuestro Señor Jesucristo y quiere protegernos, ayudarnos y ampararnos, acogiéndonos como una gallina con sus polluelos. ¡Así es, hermanos! Cuando tengamos la oportunidad de ver a una gallina cubriendo a sus crías con sus alas, recordemos aquellas palabras de nuestro Señor Jesucristo: “¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como una gallina a sus polluelos bajo las alas!” (Lucas 13, 34).
Si tenemos a Dios, nunca estamos solos. Nunca estamos solos cuando tenemos a los santos de Dios. Jamás estaremos solos si Dios está con nosotros, si la Madre del Señor está con nosotros. ¿Quién está verdaderamente solo, abandonado? El que quiere estar solo: el que insulta, el que blasfema, el que miente, el que roba, el que hace escándalo, el que bebe, el que se embriaga y hace desmanes en su hogar. Le falta el don de Dios, y por eso nuestro Señor bien podría decirle: “¡Cuántas veces he querido reunirlos como una gallina a sus polluelos bajo las alas, pero vosotros lo habéis rechazado!”. Quien quiera estar con Dios, tendrá a Dios. Sus palabras serán las de Dios, sus pensamientos serán los de Dios, su sentir será el mismo que el de Dios.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Maica Domnului – Raiul de taină al Ortodoxiei, Editura Eikon, 2003, pp. 37-38)