Para orar por el otro hay que sentir su dolor
En la Ortodoxia se practica una forma de oración permanente, la oración del corazón o de la mente, en el altar del corazón.
La oración perfecta por el otro es la que implica sentír dolor por él o el sacrificio por medio del don de tu acción. Solamente en ese estado de oblación es posible entrar en Dios junto con Cristo, de Quien hemos recibido la fuerza de Su propio sacrificio.
Luego, al orar debo sentir que me disuelvo en el amor y la piedad por mi semejante en Dios, para poder participar de Él, que es misericordia y amor. Solamente con la sensibilidad del sacrificio y de la piedad por el otro puedo entrar, como una fragancia, en el espacio divino que es también como un penetrante aroma de amor y misericordia.
En la Ortodoxia se practica una forma de oración permanente, la oración del corazón o de la mente, en el altar del corazón o de la sensibilidad llena de amor y de misericordia, en el cual se halla Cristo con Su amor y Su piedad.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, Rugăciunea lui Iisus şi experienţa Duhului Sfânt, Editura Deisis, Sibiu, 1995, p. 25 )