Para que puedan llegar al Reino de los Cielos, hijos, hay algo muy importante que deben hacer: tienen que tomar el ejemplo, durante toda su vida, de al menos dos santos, a los cuales tratar de imitar y seguir en todo, por medio de la fe más activa, misma que se construye valiéndonos del amor, es decir, con las buenas acciones y la fe correcta.

Una sola cosa se pide para la salvación de cada uno de nosotros: la unión de nuestra voluntad con la de Dios; solo así podríamos librarnos de ser condenados. Aquel que desee salvarse, pero sin hacer el bien según sus propias posibilidades, debe saber que sus esperanzas son vanas.

(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 146)