Para que nuestra oración sea atendida, primero tenemos que apartarnos del pecado
Hay personas que oran por sus difuntos solamente con la boca, y que, además, responden con odio y una vida llena de oprobio al amor de Dios por quienes han partido a la eternidad.
¿Cómo podría Dios conceder el descanso eterno a las almas pecadoras por las que oran otros pecadores, que creen que con una simple plegaria o con una sola virtud, sin importar cuál, pueden lograr la salvación de sus difuntos, olvidándose que el Señor dijo: “Me honran con los labios, pero su corazón está lejos de Mí. En vano me rinden culto enseñando doctrinas que son preceptos humanos” (Marcos 7, 6-7)? Son personas que oran por sus difuntos solamente con la boca, y que, además, responden con odio y una vida llena de oprobio al amor de Dios por quienes han partido a la eternidad (...).
San Tikón de Zadonsk escribe: “Si queremos que Dios atienda nuestras oraciones, tenemos que obedecerle y respetar Sus mandamientos. Sin esto, nuestra oración es inútil, porque Dios no escucha al pecador. Luego, si quieres que tu oración sea escuchada, apártate del pecado. Dios no acepta la oración del pecador que no huye del pecado”.
(Traducido de: Părintele Mitrofan, Viața repausaților noștri și viața noastră după moarte, Editura Credința strămoșească, Petru Vodă – Neamț, 2010, pp. 224-225)