Para quienes aún creen en el horóscopo
Las estrellas fueron puestas (en el firmamento), no para dominar nuestra alma, sino para apartar la oscuridad de la noche con su luz.
He escuchado a muchos decir que, cuando son sorprendidos en determinada falta, se defienden argumentando que no pueden renunciar a ello porque “las estrellas”, bajo cuya influencia se hallan, les atraen con fuerza hacia eso, aún contra su voluntad, atándoles fuertemente a dicha pasión. ¿Es posible inventar algo peor que esto, con tal de blasfemar a la Verdad Divina?
Las estrellas fueron puestas (en el firmamento), no para dominar nuestra alma, sino para apartar la oscuridad de la noche con su luz. Fueron puestas, además, para guiar a quienes navegan en el mar, y anunciarles, a quienes trabajan la tierra, el tiempo propicio para arar. Si, por la poderosa influencia de las estrellas, unos aman las virtudes, y otros siguen el mal —sabiendo que el principio de todo bien es la fe en el verdadero Dios, y el más grande de los males es la falta de fe—, entonces los que deshonran a Dios quedarían sin castigo, y quienes le exaltan con fervor, sin retribución ni don alguno.
Sin embargo, nosotros sabemos que (los astros) simplemente nos indican la llegada de la lluvia o la sequía, el frío y el calor, los vientos y todo lo que se le asemeja, pero en ningún caso podrían ser los guías de nuestros actos.
(Traducido de: Sfântul Maxim Grecul, Viaţa şi cuvinte de folos, Editura Bunavestire, Galaţi, 2002, p. 103)