Palabras de espiritualidad

Para quienes no quieren arrepentirse

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Lo terrible no es caer (en pecado), sino quedarnos ahí, sin levantarnos.

Muchos pecadores dicen: “¡Mi vida es miserable, con tantos pecados…! ¿Cómo podré acercarme a Dios al orar, estando tan lleno de culpas?”.

Pero, hermano ¿es que alguien te obliga? ¿Te falta el coraje? Precisamente por eso es que vienes aquí, para obtener el valor que te falta. ¿Acaso Dios es un hombre que quiere preguntarte todo, con tal de avergonzarte? Lo que Dios quiere es librarte del pecado. ¡Ni tú mismo deseas tu propia salvación con un fervor tan grande como el Suyo!

Luego, no digas: “Estoy perdido. ¿Qué voy a hacer?”. Tienes un médico más fuerte que cualquier medicamento, Quien quiere librarte de la enfermedad del pecado, si le enseñas tus heridas y dolencias, es decir, si le confiesas tus faltas, porque el arrepentimiento purifica al hombre de sus faltas.

Es bueno no pecar, pero es mejor que el que peca se arrepienta y se libre de los dolores de la enfermedad, para sanar completamente. Porque lo terrible no es caer (en pecado), sino quedarse ahí, sin luchar por levantarnos y empezar nuevamente.

Si dices: “¡Pero es que mis faltas son muy graves!”, te responderé: “¡¿Pero quién está libre de pecados en este mundo?!”. Entonces, lo que tienes que hacer es confesar tus faltas, para poder enmendarte. Llora ahora por tus pecados, cuando aún tienes tiempo para arrepentirte, para no llorar cuando esto ya no sea posible. Obremos todo el bien que podamos. Porque no hay padre que ame tanto a su hijo, como Dios ama al alma que se arrepiente. Tal es el amor de nuestro Señor, un amor que no rechaza a ninguno de los que vuelven a Él.

Para el que en verdad quiere salvarse, no hay ningún momento que no sea propicio para ponerse en acción.

(Traducido de: IPS Pimen, Arhiepiscop al Sucevei și RădăuțilorDin cuvintele duhovnicești ale Sfinților Părinți, Editura Arhiepiscopiei Sucevei si Radautilor, Suceava, 2003, pp. 292-293)